Como es conocimiento de todos, nos hemos venido preparando con el trienio jubilar, cuyos dos primeros años hemos querido celebrarlos con la Misión Diocesana Jubilar Cincuentenaria. Una misión evangelizadora que consistió: en una primera parte, en el anuncio del Kerygma, la “Buena Nueva” fundamental del Cristianismo; una segunda etapa de esa Misión fue la de la “Conciencia de Iglesia”, una llamada a descubrir que formamos la gran familia de la Iglesia Católica y a tomar parte activa en la vida comunitaria a los distintos niveles: familia, sector, parroquia, diócesis.
De esta Misión jubilar nos queda por realizar la tercera etapa, que hemos calificado como “etapa bíblica” o de “entrega de la Sagrada Escritura al Pueblo de Dios”. Diversos factores, principalmente la tardanza en la elaboración de las Biblias, no ha llevado a posponer esta etapa para después de la fecha aniversaria; es decir, para la segunda mitad de este año.
Las dos primeras etapas de la Misión Diocesana Jubilar se realizaron, durante el año 2007 en las diversas parroquias con personas originarias de las mismas; esto ha despertado la conciencia de la dimensión evangelizadora del cristiano laico en muchas comunidades. También es verdad, que la realización y el éxito de la Misión dependieron mucho del interés y el celo de los párrocos y los fieles de las respectivas parroquias. En algunos casos la colaboración de personal de unas parroquias con otras en orden a la Misión, fue un bello ejemplo de solidaridad cristiana y un estímulo para la pastoral de conjunto.
En lo que va del año 2008, durante la cuaresma y el tiempo pascual, nos avocamos a vivir los misterios centrales de nuestra fe, a la par que se han venido celebrando las peregrinaciones jubilares de diversos gremios y, más recientemente, a preparar y realizar las peregrinaciones jubilares de las parroquias y los archiprestazgos. Salvando las distintas respuestas de los gremios, podemos decir que ha habido un acercamiento de muchos de sus miembros a la gracia de la reconciliación y a la expresión agradecida de la fe. Las peregrinaciones archiprestales, hasta ahora, han sido actos de multitudes que han concurrido a ganar las gracias jubilares.
Ahora, nos acercamos al día central, el sábado 24 de mayo. Esperamos la asistencia de una representación del Episcopado nacional y de numerosos sacerdotes venidos de diversos puntos de Venezuela, que se unirán a todos nosotros los pastores y fieles de Monagas en la fecha conmemorativa de la creación de la Diócesis de Maturín por el Papa Pio XII, el 24 de mayo de 1958 y el nombramiento de su primer Obispo, ahora Emérito, Mons. Antonio José Ramírez Salaverría, presente entre nosotros.
Preparémonos, pues, espiritualmente y anímicamente a la gran celebración que se avecina y hagámonos presentes en la Misa del aniversario, este próximo sábado a las 10,00am.
Eleven, pues, los hijos de la Iglesia diocesana de Monagas al Eterno Padre y a su Hijo Jesucristo, movidos por la luz del Santo Espíritu, un inmenso canto de alabanza y de acción de gracias. Renueven su consagración al Señor que recibieron en el Santo Bautismo.
Congréguense para crecer más y ser mejores discípulos del Maestro, más y mejores apóstoles de Cristo. Que puestos nuestros ojos en la Santísima y Gloriosísima Trinidad del Dios Único, lleguemos a ser todos, Fieles y Pastores, Iglesia de comunión: “signo visible en la tierra de la unidad de todos los hombres con Dios y de ellos entre sí”
(Del Pregón para el Jubileo Cincuentenario)
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