«Si todavía viviera, el mismo monseñor Rahho no aceptaría el que alguien muriera por él. Recordemos que los principios que desde siempre inspiran a la Igelesia son el perdón y la reconciliación», ha afirmado a la agencia Asianews.it, monseñor Shlemon Warduni, obispo caldeo auxiliar de Bagdad.
Monseñor Warduni fue el representante de la Iglesia católica que trató de entrar en contacto con los secuestradores para evitar que acabaran con la vida del prelado, cuyo cuerpo sin vida apareció el 13 de marzo.
«¡La violencia no debe llamar a más violencia! Estamos por la justicia, no por la pena de muerte», ha añadido en declaraciones que han sido retomadas por «Radio Vaticano».
Ahmad Ali Ahmad, supuesto militante de la red terrorista Al Qaeda, acusado de participar en el secuestro del arzobispo, ha sido condenado a muerte por la Corte Penal Central del país, según se anunció el 18 de mayo, aunque la fecha de ejecución todavía no se ha hecho pública.
Otros obispos católicos de Irak han hecho públicas declaraciones de este mismo tono.
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