En su acostumbrada carta semanal fechada el 27 de abril, titulada "El amor es el mejor impulso para el conocimiento", el Purpurado español indicó que "los profesores, los estudiantes y las familias acuden" a la educación católica " para encontrar respuesta a muchas de sus preguntas, para hacer frente a los retos que plantea la vida. La Iglesia ofrece con sus comunidades educativas una sabiduría humana decididamente abierta a la esperanza que no defrauda: la que nace del indefectible Amor de Dios por sus hijos".
Tras destacar que "es una urgencia redescubrir la importancia y la belleza de la misión educadora que forma parte de la misión que la Iglesia tiene de proclamar la Buena Nueva", el Cardenal afirmó que "cada centro educativo católico es un lugar para encontrar al Dios vivo, al Dios que revela en Jesucristo la fuerza transformadora de la verdad"."La relación con Dios suscita el deseo de crecer en el conocimiento y en la comprensión de Cristo y de su enseñanza.
Cuando amamos a alguien deseamos conocerle mejor, y eso mismo pasa cuando hacemos de nuestra relación con Dios una relación verdaderamente personal: deseamos conocerle mejor para amarle más. El amor es el mejor impulso para el conocimiento", escribió."El servicio a la verdad que la Iglesia ejerce en medio de la humanidad se realiza de un modo principal a través del encuentro personal, del conocimiento y del testimonio cristiano" que necesita ser "continuamente renovado", continuó el Arzobispo.
Luego de resaltar que "la verdad objetiva no es particular, no es creación de un ser humano, ni del consenso social, sino que apunta a lo que es de todos, a lo universal, a lo que no pasa de moda, a lo absoluto, a la que coincide con el ser de Dios. Es la única Verdad que nos capacita para proclamar con confianza la esperanza que no defrauda", el Cardenal remarcó que "los nobles fines de la formación académica y de la educación están fundados en la unidad de la verdad, y en el servicio a la persona y a la comunidad".
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