Respondiendo a cinco periodistas, durante una conferencia de prensa iniciada apenas media hora después de partir de Roma, el Pontífice señaló que miraba el futuro de la Iglesia en Australia con mucho optimismo y confianza en el futuro.
Respecto de la JMJ, el Pontífice señaló que "Como en Colonia también Sydney será una fiesta de fe, un encuentro humano en Cristo que abre las fronteras y crea unión entre las culturas. Una fiesta que genera alegría entre los jóvenes unidos por el deseo de Dios"
Respondiendo luego a una pregunta sobre la cuestión ambiental, el Pontífice anticipó que la temática ecológica "estará muy presente en este viaje".
"Hablaré de la creación y de la defensa de lo creado. Al no poder entrar en cuestiones técnicas, buscaré sensibilizar a favor del estilo de vida necesario para la solución de los problemas que se refieren a la problemática ambiental", explicó el Pontífice.
Preguntado sobre el escándalo producido por los abusos sexuales de algunos sacerdotes en Australia, el Santo Padre reafirmó que su mensaje seguía siendo el mismo expresado durante su viaje a los Estados Unidos: la total incompatibilidad de estas conductas con la vida sacerdotal, la urgencia y responsabilidad de ayudar a las víctimas y sus familiares, y la necesidad de establecer medios para que este tipo de conductas no tenga lugar en la Iglesia.
Respondiendo a otra pregunta, el Pontífice abordó el tema de la actual crisis anglicana y la próxima cumbre de Lambeth, que reúne a los anglicanos del mundo cada diez años y que comenzará el próximo 16 de julio.
El Pontífice explicó la tensión que vive toda comunidad cristiana para mantener el equilibrio entre la adaptación y la preservación de la tradición; pero señaló que "no podemos entrar en sus discusiones; sin embargo sí deseamos que se pueda evitar un cisma". Finalmente, ofreció hacer algo concreto por la futura cumbre anglicana: "orar".
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