La ceremonia, concelebrada hoy frente a 30 mil personas en el estadio Big N de Nagasaki (sur del país) , conmemora por primera vez en Japón la muerte de estos mártires, seguidores del catolicismo introducido en Japón por misioneros españoles.
El cardenal portugués José Saraiva, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ofició hoy esta ceremonia histórica en Japón, un país en el que tan sólo el 1 por ciento de los más de 122 millones de habitantes del país son católicos.
Entre los nuevos beatos destacan Pietro Kibe, uno de los últimos sacerdotes jesuitas de la antigua misión de Japón además del primer nipón que visitó Jerusalén; y Julián Nakaura, uno de los principales evangelizadores cuando el cristianismo empezó a ser perseguido.
Su beatificación, el paso previo y necesario a la canonización con la que un beato pasa a ser un santo, es el resultado de la visita del Papa Juan Pablo II a Nagasaki hace 27 años, en la que el Pontífice dijo que Japón era un país de mártires y que estos debían ser reconocidos.
En junio del año pasado, el Papa Benedicto XVI decidió la fecha de la beatificación y desde entonces, la Iglesia Católica nipona empezó a organizar este evento, que se produce justo ahora que Japón tiene un primer ministro católico, Taro Aso.
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